Por: Nelson Lalanda, editor responsable de MN
Por este motivo, y además por la advertencia del concejal opositor Flavio Eckerdt en una de las sesiones, Charles Mengeón comenzó a bajar seguido a la banca de concejal para hacer uso de la palabra, tal como lo establece el Reglamento. Y cada vez que habla, demuestra que es el único con espalda política en ese recinto que puede justificar o rebatir algún tema, en medio de un Concejo Deliberante que solo ha sido conformado por buenos vecinos y que dejan mucho que desear a la hora de la discusión política. El oficialismo hace agua. El Ejecutivo no tiene quién lo defienda en el Concejo, mientras que la oposición no tiene las luces suficientes para hacer sonar una voz fuerte y queda deslucida. Más allá de que todos incumplen el Reglamento interno de no leer en sus alocuciones. Todos leen. Si les sacas el papel, se les termina la carrera a la mayoría de los concejales, pero eso es tema de análisis para otro momento.
Como referíamos, Fabio busca levantar el perfil en sus discursos en el Concejo y se hace notar. En la última sesión, todas las miradas se dirigieron hacia él cuando lanzó serias críticas para quien quiera escuchar sobre el estado de las rutas de la región, y sobre todo cuando pidió lisa y llanamente la renuncia de la titular de la Dirección provincial de Vialidad, Alicia Feltes.
El viceintendente pidió la renuncia de Alicia Feltes en Vialidad provincial
Cuando Charles Mengeón quiere, no pasa desapercibido. Lo demostró siendo secretario de Gobierno del entonces intendente Marcelo Berthet, tras la salida de Darío Barreto, por la denuncia de irregularidades en la Agencia Tributaria de Entre Ríos. Allí, levantó el perfil no solo personal sino de la Secretaría, saliendo a defender al Ejecutivo, opinando sobre los temas del momento, sino que también generando algunas políticas de estado. A Fabio no se le puede negar que fue el artífice de la agenda anual de eventos que tiene la ciudad: el Carnaval en febrero, Sansabores en Semana Santa, Feria del Libro a mitad de Año, Día del Niño en agosto, por citar algunas.
Nada que ver a lo que ocurre actualmente con la Secretaría “fantasma” de Gobierno, donde bajo su órbita están las áreas que más hacen agua en la gestión: la siempre cuestionada Inspección de Tránsito con su “descontrol” de la ciudad, la intrascendente gestión en Deportes que está acéfala y que de hecho en el mes de octubre deberían estar disputándose los Juegos Sansalvadoreños anunciados en la agenda de gobierno con bombos y platillos, pero que todavía no han ni siquiera sido lanzados. Y se mantiene en dudas la entrega de la Espiga del Deporte en diciembre. La insulsa gestión en Cultura que en las últimas vacaciones de verano no fue capaz de generar un solo evento gratuito para la gente que no pudo irse de la ciudad. Enero y febrero, totalmente ausentes. Y el resto del año, sin mayores destellos, con talleres que casi nadie conoce, pero que tampoco generan el espacio para mostrarlos. Y con presupuestos recortados donde los funcionarios encargados de las áreas hacen lo que pueden. No es culpa de ellos, sino de su cabeza.
Esta levantada de perfil de Fabio Charles Mengeón coincide con las primeras reuniones, llámese asados, al menos dos, que se realizaron en General Campos. El viceintendente de San Salvador está cerca de los hermanos Martínez para comenzar a armar algo para el 2023. Si bien Pablo es el que mejor mide en las encuestas de General Campos para el año que viene, no se descartaría la posibilidad de relanzar en la política una figura que hace diez años atrás fue muy cuestionada por situaciones non sanctas en el Concejo Deliberante de esa ciudad: la de Enrique Mohr, quien coordina la gestión de Sergio Martínez y a quien un viejo escándalo sexual oscureció su carrera política.
